ACCESO LIBRE
Seguimos aportando armas para que desmontes los argumentos de tu oncólogo ortodoxo y para que, en caso de que no analice la evidencia que le presentas (a él, autodenominado “científico”, generalmente con actitud condescendiente y a veces arrogante), puedas cambiar de oncólogo o dejar de escucharle e ir por libre sin remordimientos.
En este caso es un estudio más bien conceptual, pero es como un potente clavo en el ataúd del actual enfoque del tratamiento contra el cáncer, totalmente equivocado.
Un enfoque construido alrededor del mantra: “el cáncer son más de 200 enfermedades de origen genético”, que se tambalea sin remedio y que pronto colapsará, pero no sin antes enfrentar la resistencia feroz de un estamento oficial que no quiere reconocer que ha colaborado con un sistema criminal ni que se ha pasado años siguiendo un camino casi inútil.
Indice
Podéis leerlo aquí: https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.3003052
La primera frase de la introducción merece ser destacada, porque define a la perfección no sólo el panorama de la investigación y el tratamiento del cáncer en la actualidad, sino muchas otras parcelas del conocimiento humano, dominadas por personas sin duda “inteligentes”, pero llenas de interruptores lógicos, creencias limitantes y necesidad de reducir la complejidad a cuestiones simplistas:
“Se dice que los sabios solo creen en lo que pueden ver, y los necios solo ven lo que pueden creer. Esta última actitud consolida paradigmas, y los paradigmas son amplificados por cualquier nuevo cristal que potencie su forma de ver el mundo. En la investigación del cáncer, esta profecía autocumplida ha sido impulsada por la secuenciación de ADN de última generación”.
Según ella, los “cánceres” son causados por mutaciones genéticas del ADN nuclear que conllevan, pese a su enorme multitud y heterogeneidad, a los mismos cambios generales observados en toda neoplasia y que se representan perfectamente en las “Marcas del cáncer”, acuñadas por Hannahan y Weinberg (libro)
Algo no cuadra cuando una multiplicidad de mutaciones, que arrojan un cuadro abstracto donde no hay forma de reconocer patrones, conducen a una serie finita y limitada de características comunes, la mayoría de ellas de índole fisiológica, biológica, bioquímica y, en última instancia, metabólica.
El estudio desgrana algunas de las grietas del enfoque actual:
Este es un extracto de la introducción de mi propio libro, el tomo III de la Enciclopedia del cáncer, dedicado al metabolismo tumoral. En él explico lo que ya es un secreto a voces que una multitud de científicos y divulgadores estamos proclamando a los cuatro vientos:
***
El cáncer es una exageración metabólica, una exuberancia energética y anabólica. Eso es algo que reconocen incluso los más acérrimos defensores del paradigma del cáncer como enfermedad genética.
Pero mientras estos consideran que primero suceden las mutaciones y luego las adaptaciones metabólicas, otros científicos tienen razones para proponer otra hipótesis: primero suceden las alteraciones metabólicas y, después, en virtud de mecanismos epigenéticos, se encienden y apagan miles de genes con el objetivo de adaptarse a la nueva situación.
Durante décadas, el paradigma somático ha sustentado conceptualmente a la oncología y dirigido investigación y tratamiento. Según él, diferentes mutaciones en el núcleo celular conducen –todas ellas, y pueden ser miles- a cambios de comportamiento de la célula, que se transforma en neoplásica, y pasa a exhibir una serie de comportamientos comunes basados en proliferación sin freno ni control.
Ese paradigma se ha enfocado en las diferencias de los genes que, según él, son sucesos causales básicos de inicio de carcinogénesis para afirmar que, por todo ello, el cáncer es en realidad “más de 200 enfermedades diferentes”.
No se necesita ir muy lejos para percibir la inconsistencia de ese planteamiento porque, aunque fuera cierto que esas mutaciones nucleares son las responsables de la cancerización celular, incluso la oncología más oficial reconoce una serie de “marcas” que comparten TODOS los cánceres a pesar de proceder, según dicen, de muy diferentes causas genéticas.
En el año 2000 Hanahan y Weinberg propusieron seis marcas en un ensayo seminal y luego fueron revisadas en el 2011 y se han ido introduciendo más, hasta completar la actual lista de 10 marcas (libro).
Las marcas del cáncer. Fuente
Si nos enfocamos, por tanto, en el comportamiento y no en el origen, este es el mismo en todo cáncer y ya serviría para hallar dianas terapéuticas transversales en toda neoplasia. Enfocarse en miles de mutaciones que, aparentemente, son causa del mismo comportamiento neoplásico sólo tiene sentido comercial, para patentar tantos fármacos sintéticos como mutaciones existan, pero es un camino ineficiente para tratar.
Decir que el cáncer son muchas enfermedades al enfocarse en las diferencias no tiene sentido sin antes enfocarse en las similitudes. No tiene sentido si el objetivo es curar, claro, pero tiene todo el sentido si el objetivo es maximizar beneficios. Ambos fines son INCOMPATIBLES, por tanto.
Si las mutaciones del ADN fueran la clave, habría que enfocarse mejor en las del ADN mitocondrial, que analizaremos también más adelante, por ser mucho más inestable y frágil. Pero conducirían a problemas más acotados, a la patente de menos fármacos y esas mutaciones conducen siempre a problemas metabólicos.
Pero hay más: al analizar dichos comportamientos comunes descubriremos que provienen de las mismas características metabólicas que comparten todos los cánceres y que habrían permitido encontrar dianas concretas que atacar con ciertas moléculas y terapias, muchas de las cuales YA se conocen, aunque no se han trasladado a la práctica clínica, por motivos que explico en otro capítulo de este libro y que convierten a “la ciencia” en un asunto profundamente humano.
Además, comprobaremos que buena parte de las mutaciones descubiertas son, en realidad, adaptaciones posteriores que la célula neoplásica hace a cambios metabólicos PREVIOS. Todas las marcas del cáncer pueden explicarse en realidad a la luz de los cambios metabólicos COMUNES a toda neoplasia, no sólo la que habla de desregulación de procesos energéticos.
Por tanto, si los miles de mutaciones no son causas sino consecuencias, eso implica que los tratamientos en que se ha basado la oncología durante décadas han sido erróneos y habrán atacado demasiado lejos la cadena de causalidad, en vez de ir a la raíz. Algo a lo que la medicina ya nos ha acostumbrado con otras “dolencias diferentes”.
Las consecuencias de este descubrimiento son enormes. Implica que se pueden tratar TODOS los cánceres casi de la misma manera. No sólo eso, sino que descubriremos las raíces de casi toda dolencia crónica, lo cual nos permitiría librarnos a la vez de casi todas ellas, apoyándonos en conocimientos metabólicos e inmunometabólicos similares, salvo de aquellas donde el componente genético de nacimiento tenga mayor peso.
Ese paradigma choca frontalmente con el que la medicina ha instalado en la mente de varias generaciones de médicos, manipulados por una influencia de la industria cada vez mayor y apoyada en una “evidencia” profundamente corrupta. No es extraño que quienes tienen mucho que perder con este cambio conceptual paguen bien a difamadores. Tampoco que muchos médicos se rebelen contra la idea de haber sido engañados y haber dedicado muchos años de su vida a almacenar conocimientos subóptimos en muchos casos, completamente errados en muchos otros.
Las consecuencias son mucho más profundas aún, porque no sólo todos “los cánceres” tienen una raíz metabólica común, un posible origen causal similar, sino que éste puede rastrearse en casi todas las dolencias crónicas: diabetes, hipertensión, Alzheimer, Parkinson, enfermedades cardiovasculares, etc. Poco a poco, los estudios reflejan algo tan enorme que no podrá ser ignorado mucho más tiempo, pero que la industria trata con todas sus enormes fuerzas de enterrar para seguir ganando dinero a espuertas (estudio).
Si añadimos que la inmensa mayoría de las intervenciones prácticas realizadas en escenarios clínicos reales (un 94%) no están basadas en evidencia de calidad, comprendemos la dimensión del problema al que nos enfrentamos (estudio).
Hay razones y estudios que apoyan que existe una participación compartida entre los genes y el entorno pero, incluso aunque el inicio del cáncer no fuera debido en absoluto a problemas metabólicos (es improbable, pero aceptemos temporalmente barco como animal acuático), incluso aunque no pudiéramos justificar que el punto cero del cáncer, su inicio, fuera exclusivamente metabólico, el eslabón inmediatamente posterior al inicio del cáncer es, sin duda alguna, metabólico, y la progresión del cáncer sucede debido a factores metabólicos, controlables, medibles y de los cuales pueden deducirse numerosas acciones terapéuticas de orden práctico.
En este capítulo comprobaremos que el cáncer es un intento de adaptación de las células de un órgano a una situación metabólica excepcional, utilizando las armas ordinarias de la que dispone, y que eso no hace sino aumentar el problema. Soluciones que avivan el fuego construyendo una cadena desastrosa de círculos viciosos, una reacción en cadena que explica el crecimiento exponencial de las neoplasias malignas.
Demostraremos que, entre otras particularidades, la forma de utilizar el oxígeno, el balance redox y la manera de metabolizar los diferentes combustibles metabólicos para la obtención de energía y sustratos anabólicos diferencia claramente a las células neoplásicas de las células sanas, bien sea cualitativa o cuantitativamente. Gracias al conocimiento de esas y otras particularidades podremos deducir medidas terapéuticas basadas en hipótesis razonables.
Los datos de los que dispondremos serán a veces inconexos, ambiguos y hasta contradictorios, de forma que las propuestas de orden práctico nunca podrán estar sustentadas en una comprensión absoluta y cerrada, pero debemos asumir esa incertidumbre.
Porque los estudios que abundan en ese “nuevo” paradigma son ya demasiados como para ignorarlos (revisión, estudio, revisión magnífica de la revista cell: metabolismo de la célula tumoral: talón de Aquiles del cáncer, estudio: entendiendo la patogénesis del cáncer como remodulación metabólica, libro: apuntando al metabolismo del cáncer en la era de la oncología de precisión)
Algunos libros ya abordan el tema proponiendo atajar algunos “puntos de presión” similares a los que yo propongo en este libro, aunque mi intención es ser mucho más exhaustivo (libro)
***
Por sí solo este estudio puede no ser definitivo para cambiar la postura de tu oncólogo, pero si le añades los dos artículos anteriores (puedes leerlos aquí y aquí) y los que iré añadiendo con el tiempo a esta serie, resultarán imposibles de obviar.
Y si le añades los casos de remisiones completas de cánceres avanzados, metastásicos, incluso en etapas terminales, desesperadas, añadiendo medidas metabólicas combinadas y sinérgicas, que voy recogiendo periódicamente en artículos del blog y que reflejan casos publicados en revistas científicas, algo debe removérsele por dentro, aunque inicialmente no se vea capaz de reconocerlo.
En el Curso rápido de Oncología Metabólica, propongo los protocolos más baratos y a la vez eficaces, con el máximo beneficio/riesgo y beneficio/coste, exprimiendo al máximo las enseñanzas que los estudios científicos y todos los casos de remisiones recogidos en la literatura me han enseñado.
El curso rápido propone protocolos que reúna la mejor combinación posible de medidas heterogéneas: desde las más baratas y simples hasta las más complejas.
Toda esta lucha de años se ha visto condensada, decantada y destilada en la esencia de ese curso, que ahorra meses de investigación y mucho dinero y que incrementa considerablemente las probabilidades de remisión.
Un curso valorado en más de 250€ pero que está incluido gratuitamente en las membresías Avanzada Anual y Profesional Anual.
Te propongo que hagas lo siguiente:
Por último, te aconsejo que te hagas miembro avanzado o profesional de la red OM y hagas el Curso rápido de Oncología Metabólica.
Sí, requiere un pago previo, claro está, pero eso es lo que sucede cuando hay algo de mucho valor y mucho trabajo detrás, algo que puede marcar un antes y un después en tu tratamiento y pronóstico.
Deja una respuesta