Es triste que alguien deba explicar algo tan evidente, pero hay interés en desacreditar de todas las formas posibles, incluidas las más rastreras, a quienes suponemos una amenaza para el mensaje oficial. La respuesta es dolorosamente obvia:
1- Tú seguramente tampoco trabajas gratis. Tengo una familia que está mal acostumbrada a comer todos los días y facturas que pagar.
2- Mi trabajo certifica que no me dedico a hablar de los cuatro temas de siempre. Llevo más de una década dejando constancia en Cáncer Integral de mi profundidad de análisis y determinación por obtener conocimiento accionable. En OM ese conocimiento se materializará en acciones concretas de un gran valor, que no pueden encontrarse en ningún otro sitio, que yo sepa.
3- Lo gratis suele valorarse poco. Necesitamos suscriptores que participen, y para eso deben pagar un precio. Ese precio es mucho menor que el valor que obtendrán, pero debe ser mayor de cero.
4- Debe haber una cierta barrera de entrada para que las opiniones y datos que se viertan sean de personas realmente interesadas. Miles de personas opinando o preguntando, sin que les suponga un coste, disminuirían la calidad de las aportaciones.
5– La censura hace complicado que haya debates de calidad en abierto y las presiones para cerrar canales que critican las versiones oficiales son cada vez más fuertes. Las comunidades privadas sortean parcialmente ese peligro y son aún reductos de libertad de expresión, de debate abierto de ideas y de intercambio de información y estudios.
6-La industria pone a los pies de los caballos a los estados y a los contribuyentes con medidas carísimas y tóxicas, ¿Pero simples ciudadanos, que pedimos una cantidad ridícula por servicios de extraordinario valor, debemos dar explicaciones por cobrar por nuestro trabajo?
Es un argumento grotesco, que sólo esgrimen esbirros pagados por la industria como única forma desesperada de difamar medidas que ponen en riesgo la cuota de mercado de sus amos.
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