Este artículo aborda una sugerencia habitual, el tema de la prevención. Es una pregunta que respondo indirectamente cuando analizo ciertos tratamientos, porque la prevención incluye UNA PARTE de las acciones que todo enfermo de cáncer debe seguir, sólo que ellos deben añadir también otras acciones más agresivas.
En este artículo reaprovecho algunos conceptos que ya resalto en el ebook disponible gratuitamente para descarga al apuntarte a mi newsletter.
Las 9 medidas que disminuyen el riesgo de padecer cáncer son:
Ejercicio físico de fuerza y potencia y actividad física
Hace años no habría sabido responder a la pregunta de qué es más importante, si ejercicio físico o alimentación sana. Ahora lo tengo claro: el ejercicio físico es lo primero y más importante.
Todos deberían hacer ejercicio de fuerza y de potencia, incluidos los enfermos. Todos. Da igual su edad y condición.
Ejercicios adaptados en forma e intensidad al estado físico, claro está, pero el ejercicio es literalmente insustituible como fuente de salud y como potenciador de efectividad del resto de terapias: un auténtico trampolín de efecto multiplicador.
Expliqué sus efectos beneficiosos contra el cáncer en este artículo, donde justifico por qué debe tratarse de ejercicios que incidan en la fuerza y en la potencia, pero sirve también para entender por qué tiene efectos preventivos tan potentes.
Ni siquiera es necesario que vayas al gimnasio. Puedes comenzar con ejercicios hechos sin equipamiento y desde tu casa, e incluso personas entrenadas pueden ejercitarse con su propio peso corporal (calistenia).
Un ejercicio de fuerza puede definirse como aquél que requiere ejercer intensidad moderada o alta en un corto espacio de tiempo. El ejercicio de potencia implica realizar un ejercicio de intensidad moderada pero con alta velocidad o intención de alta velocidad.
Ambos ejercicios trabajan las fibras musculares más importantes para regular el metabolismo, pero los de potencia añaden otra capa de protección.
No profundizaré en un tema que requiere mucha precisión y buena técnica para llevarse a cabo y evitar así los riesgos de una mala ejecución o una elección inadecuada de ejercicios, pesos, series, repeticiones por serie, etc.
Aunque, repito, es importante que acudas a un profesional, incluso un monitor de gimnasio que te ayude a planificar una rutina para ejercitar el cuerpo completo, quédate con que al final sólo necesitarás ejercicios compuestos, que requieran la participación de grandes grupos musculares y fundamentalmente de tres tipos:
- De tirón: para trabajar espalda, bíceps y deltoides posterior y lateral
- De empujón: para trabajar pecho, triceps y deltoides anterior
- De piernas
Ejercicios de iniciación del nivel más bajo posible, realizados en series hasta que te fatigues, 3-5 veces a la semana y con intención de realizarlos a la más alta velocidad de la que seas capaz sin lastimarte, pueden ser:
- Agarrarte al tirador de una puerta echado levemente hacia atrás y, con la espalda recta, tirar.
- Apoyarte sobre una pared y empujar
- Sentarte y levantarte de un sillón
Y a partir de ahí puedes incrementar la intensidad y dificultad cambiando simplemente ángulos y otros parámetros, o comprar mancuernas o kettlebells o ir a un gimnasio.
Tienes recursos online útiles para todos los niveles, como por ejemplo el blog de Marcos Vázquez (Fitness Revolucionario).
Luego está el tema de la actividad física. No sólo hay que hacer ejercicios intensos periódicos como los ya descritos, sino mantenerse activo: caminar a distintas velocidades, subir escaleras, acarrear cosas, moverse, evitar la inmovilidad durante más de una hora.
Alimentación saludable
Es imposible que no sepas que la alimentación influye en la salud y seguramente habrás leído que la alimentación impacta muy probablemente en el inicio y desarrollo del cáncer, pero quizá estés totalmente desconcertado con las contradicciones entre los diferentes mensajes que escuchas o lees en los medios y de “divulgadores” oficiales.
Porque, ¿Qué alimentación “saludable” lo es realmente? ¿Cuál es la mejor si padeces cáncer o para prevenir su aparición?
¿Cómo navegar en un mundo de incoherencia donde los oncólogos te dicen que “puedes comer lo que quieras”, algunos divulgadores te dicen que hay que comer “más vegetales y menos animales” y otros “una dieta mediterránea” (sin matizar en absoluto, como si hubiera una sola dieta mediterránea)?
En este artículo no entraré a analizar en profundidad toda la evidencia científica disponible, pero en el blog Cáncer Integral tienes a tu disposición unos 10 artículos que analizan tanto la fisiología implicada como la evidencia científica disponible que apoya el uso de la “dieta cetogénica contra el cáncer” (introduce ese término en el buscador de la web y obtendrás un listado con los artículos). En este en concreto hay un resumen de la evidencia científica disponible. Recuerda que lo que sirve para tratar sirve también para prevenir.
Además, si te suscribes a la newsletter de Cáncer Integral, podrás descargarte una guía rápida para diseñar una dieta cetogénica.
No obstante, analizo también muchas otras cosas en un artículo titulado “la dieta ideal”, que te aconsejo leas primero, porque nos permite comprender que hay muchas dietas ideales y formas saludables de alimentación, que varían en función de la latitud, la estación y el componente genético mitocondrial de cada persona.
Eso te quitará presión a la hora de diseñar una dieta, al comprender que podemos alcanzar metas parecidas por caminos diferentes, aunque todos ellos comparten unas características comunes que sí es conveniente que cumplas.
Pero si quieres seguir una dieta específicamente cetogénica contra el cáncer, mi planteamiento es diferente al de otras dietas cetogénicas: me enfoco con preferencia en el ratio glicina/metionina como clave para diseñar la dieta, y lo explico en un artículo del blog y, sobre todo, en un libro, que puedes adquirir en Amazon o como parte de la Enciclopedia del cáncer.
Suena complicado, pero no lo es. En ese libro no sólo explico los conceptos en los que me baso para aconsejar esa alimentación a todo paciente de cáncer, sino que propongo 50 recetas con las cuales diseño una dieta semanal. Las recetas son fáciles de preparar y con ingredientes sencillos de conseguir.
Además, propongo que se complemente con algunas de las otras medidas que también analizo en estos puntos.
Ese libro va dirigido a enfermos de cáncer, con fines terapéuticos, pero puede ser utilizado igualmente, sin problemas, por cualquiera, incluso por personas sanas que sólo busquen prevenir la enfermedad. No tiene por qué haber formas diferentes de alimentarse si padeces o no cáncer: puedes ser todas deliciosas y saludables.
Ayuno
Probablemente hayas leído algo al respecto. En este artículo lo analizo con fines terapéuticos en cáncer pero, de nuevo, puede ser seguido por cualquiera y es una de las más potentes formas de prevención.
Quizá estés totalmente a favor y sepas de lo que te hablo, pero puede que pertenezcas al grupo de personas en las que ha calado el demencial mensaje oficial de que “hay que comer 6 veces al día” y que “ayunar te pude dar una peligrosa hipoglucemia”.
Pero nuestros genes han sido tallados tras miles de años de escasez y lucha por los recursos. Venimos de serie preparados para enfrentarnos a las dificultades, no para evitarlas. El ayuno es una de las estrategias más útiles para “reiniciar” el sistema inmunitario y para hacer limpieza, reciclando mediante el proceso de la autofagia los componentes desgastados y defectuosos.
Un ayuno intermitente diario de al menos 16 horas producirá ya abundantes beneficios, sobre todo si se combina con el resto de medidas que consigno en este artículo.
Quien padece cáncer debería hacer periódicos ayunos de varios días, pero una persona sana conseguiría ya sólo con eso una profunda reparación y su riesgo de padecer cáncer en el futuro disminuiría, ya sólo con eso, considerablemente.
El sistema inmunitario se activará de forma citotóxica, una capacidad que la mayoría de las personas ha ido perdiendo debido a la edad y al estilo de vida, mientras que permanece más o menos intacta la de reparar tejidos, esa que colabora con el tumor.
Sol e higiene lumínica
El sol NO es el enemigo. Los melanomas correlacionan con niveles bajos de vitamina D y son frecuentes en poblaciones con poca exposición al sol.
El problema no es el sol, sino las quemaduras de la piel, que pueden producir carcinomas, cualquiera que sea el motivo de dicha quemadura.
Exponerse al sol con cabeza y de manera gradual pero constante es una de las medidas de salud más beneficiosas. Pero permanecer en cubículos 11 meses y medio al año para luego ponerse de golpe en la playa bajo un sol de justicia en agosto NO es a lo que nuestros antepasados estaban acostumbrados.
Ellos se exponían durante todo el año, de manera que la piel se acostumbraba, amoldándose horméticamente, de forma gradual y constante.
Exponerse a las frecuencias de luz solar del amanecer y del anochecer aporta, además, beneficios extras, al señalizar al organismo el momento del inicio y fin de los ciclos circadianos que impactan en nuestra producción hormonal.
Según tu lugar de residencia y estación la exposición al sol conducirá o no a la síntesis de vitamina D. Hay páginas web que te lo indican. Pero el sol ofrece otras ventajas aparte de mantener adecuados niveles de vitamina D.
Usa sólo un poco de crema solar durante un par de días, al inicio de tu exposición al sol con buena parte de la piel al descubierto si es verano y aprieta. El resto del tiempo usa tus sensaciones y el puro sentido común para notar cuándo comienzas a enrojecer. Vete exponiéndote más tiempo de forma prorgesiva.
Si entrenas al aire libre, mejor aún.
Y si lo haces descalzo (o simplemente caminas un poco todos los días) sobre un terreno de tierra, arena o hierba, añadirás los efectos beneficiosos del grounding.
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Pero las frecuencias solares son sólo una parte de la ecuación: el organismo no ha sido diseñado para soportar ciertas frecuencias (azules y verdes) e intensidades altas de luz cuando el sol se ha puesto.
El sistema endocrino se desajusta al “creer” que sigue siendo de día y no “sabe” cuándo segregar las hormonas que deben aparecer durante las horas de oscuridad. Para eso debemos usar bombillas de luz rojiza o anaranjada por la noche, y de intensidad baja, apagar los móviles o usar pantallas de luz nocturna.
Y usar gafas bloqueadoras de luz azul y verdosa, que nos harán verlo todo de color rojo.
En este artículo explico con mayor profundidad esos conceptos, que son de una importancia mucho mayor de lo que la gente cree.
Sueño
Dormir completamente a oscuras es condición indispensable para tener un sueño reparador. Y para ello es muy conveniente seguir los pasos del punto anterior: exponerse al sol y a frecuencias de luz azuladas e intensas durante el día, y a frecuencias rojizas y tenues al anochecer.
De esa manera el organismo “sabe” que debe activar el circuito que propicia el sueño, y durante el sueño se ponen en marcha mecanismos reparadores del cuerpo sano que contrarrestan los puestos en marcha por el tumor. Dormir es uno de los procesos más necesarios y fundamentales y quien no duerma la cantidad y calidad de horas de sueño adecuadas no puede estar sano.
Algunos suplementos pueden ayudarte si te cuesta conciliar el sueño, y también algunas técnicas de relajación, pero todas ellas se basan en una respiración correcta.
Respiración correcta
La respiración bucal altera especialmente la homeostasis del medio interno y exacerba los problemas metabólicos causados por una mala dieta, exposición a tóxicos y sedentarismo. Respirar por la nariz es una de las primeras medidas para crear unos adecuados cimientos de salud que soporten el resto de cambios.
El exceso de respiración es también un problema, en contra de lo que pudiera parecer. El descenso de niveles de CO2 que eso provoca no es beneficioso, porque el CO2 permite que el oxígeno se libere de la hemoglobina y llegue a los tejidos. Se llama efecto Bohr y para aprovechar sus ventajas existen métodos de respiración como el Buteyko.
Si eres enfermo de cáncer puedes estar pensando “¿Qué tiene que ver cómo respiro con mi cáncer?”. Pues bastante, porque una mala respiración altera el metabolismo y acabo de explicarte que el cáncer es una profunda alteración hipermetabólica. No es una solución, claro está, pero sí un peldaño que construye, junto con muchos otros, la escalera terapéutica.
Y si no eres enfermo y sólo quieres prevenir, mantener una adecuada respiración nasal y evitar la bucal es una manera sencilla, gratuita y constante de añadir un peldaño preventivo.
Roncar (peor aún si hay asociada una apnea del sueño) es una de las peores alteraciones de la respiración, y si padeces cáncer debes comenzar a solucionar ese problema (y tiene solución).
En este artículo encontrarás mucha información práctica al respecto, y en este otro puedes indagar en los fundamentos conceptuales de este apasionante tema.
Control del estrés
No hace falta que creas en explicaciones esotéricas para saber que cuerpo y mente son caminos de doble dirección.
Nuestro cuerpo afecta a nuestra mente (un dolor nos hace entristecernos o enojarnos) y viceversa: lo que sentimos induce respuestas corporales a través de nuestro sistema endocrino y del sistema nervioso autónomo.
Nuestro intestino y nuestro cerebro están unidos a través del nervio vago, relacionando lo más “elevado” de nosotros con lo más “ruin”, eliminando las fronteras corporales y mentales.
No hace falta ir más allá. Basta con quedarnos en explicaciones ligadas a lo material para entender la relación entre emociones y organismo: cuando tenemos miedo o estamos nerviosos entramos en modo “lucha o huida”, segregamos cortisol, movilizamos glucosa, los músculos se degradan, detenemos el sistema digestivo y el impulso sexual.
Todo se moviliza para atender a una situación que parece de emergencia: el sistema inmunitario se deprime, se eleva la glucosa sanguínea…
Es sencillo ver que esas circunstancias no son las idóneas para combatir a un tumor que se nutre de altas cantidades de glucosa y que debe ser neutralizado por un sistema inmunitario activado y alerta; tampoco lo son para prevenir su aparición.
Esa situación de alerta es beneficiosa cuando es excepcional, puntual, pasajera, ante un hecho que realmente amenaza nuestra existencia, pero se convierte en un serio problema cuando se hace crónica y cada día se convierte en un constante escenario de lucha o huida. La evidencia es clara y señala que el estrés crónico es un factor de riesgo de dolencias cardiovasculares y cáncer.
Las abundantes observaciones e incluso ciertos estudios hablan de un tipo de personalidad más tendente a padecer cáncer. Se trata de las llamadas personalidades tipo C: considerados buenas personas, contenidos, que “lo meten todo para adentro”, que no suelen enfadarse (con los demás) y suelen mostrar un alto grado de autoexigencia y sentimientos de culpabilidad.
Por supuesto esto no es una ciencia exacta y hay una evidente variabilidad en la personalidad de los enfermos de cáncer, pero sí que parecen repetirse con mayor frecuencia las anteriores características, que hacen que los niveles de ansiedad y estrés emocional sean en ellos mayores de lo habitual.
No puedo en este artículo abordar de manera profunda terapias y métodos complejos, pero sí dar indicaciones para ayudar en una búsqueda personal, con acciones simples pero efectivas.
En primer lugar, aprender a respirar, algo que analizamos en el apartado anterior, es el primer paso para disminuir el estrés. Lee ese apartado si aún no lo has hecho, o hazlo de nuevo hasta incorporarlo bien a tus hábitos.
Después, hay dos acciones fundamentales que abordar:
- Los hechos objetivos que nos provocas estrés: ¿Qué cambios debo y puedo hacer en mi vida para eliminar o aliviar ese estrés? ¿Puedo dejar ese trabajo que me agobia? ¿Pedir una excedencia? ¿Reducir la jornada laboral? ¿Cambiar de trabajo? ¿Qué ACCIONES concretas puedo llevar a cabo para cambiar realmente esas condiciones externas? ¿Qué depende de mí?
- Nuestra respuesta a dichos estresores: ¿Cómo reacciono ante las situaciones estresantes? ¿Qué puedo hacer para aminorar mi respuesta ante ellas?
No suele haber historia de remisión espectacular de paciente de cáncer, previamente desahuciado por la medicina, que no incluya alguna especie de catarsis, de cambio profundo en la forma como vemos la vida en general.
Un cambio fundamental y definitivo en su manera de ver el mundo, que sucede tras algún hecho que es diferente para cada persona:
- Hay quien lo siente tras un proceso intelectual. Por ejemplo, tras investigar mucho y entender que todo empieza a encajar, como le sucedió al ya mencionado Ben Williams.
- Hay quien lo siente tras un proceso emocional o intuitivo. Por ejemplo, tras tocar el manto de la virgen, y eso no quiere decir que el manto de la virgen sea “mágico”, sino que lo es PARA ÉL.
Son dos ejemplos extremos, pero nos sirven para no quedarnos mirando el dedo sino a qué apunta el dedo: no es tan importante el cómo sino el qué. Cada persona tiene un “cómo” que desata el “qué” realmente importante: un cambio de percepción decisiva.
Cada uno debe experimentar una catarsis que no tiene por qué ser imprescindible para remitir (y que desde luego es muy importante para prevenir la aparición de la enfermedad) pero que sí es una buena señal. No te preocupes si no sabes exactamente cuál sería la tuya: no tiene por qué ser un fenómeno espectacular y la propia enfermedad aporta ese tipo de cambios estructurales, como no podía ser de otra forma.
Mientras tanto, podemos abordar el tema de las emociones y el cortisol desde una perspectiva mucho más práctica:
Meditación, técnicas de relajación y, en general, cualquier ocupación que te relaje (desde pintar, cantar, bailar, viajar o hacer encaje de bolillos) colaborará en aliviar esa tensión. Las técnicas de visualización positiva pueden ser una tontería para algunas personas, pero suponer un cambio sustancial para otras. De nuevo, no nos quedemos mirando el dedo.
Propósito y espíritu
Entramos en un terreno aún más pantanoso que el punto anterior, que hará que los lectores más “racionales” y adictos a la evidencia se revuelvan en su asiento.
Si eres uno de ellos no tienes más que saltarte este punto y todo conservará coherencia, pero yo no quiero dejar pasar ninguna oportunidad terapéutica.
En realidad, este punto enlaza fuertemente con el anterior, aunque aquél implicaba cambios en la relación que tenemos con nosotros mismos y en nuestras reacciones a lo que nos sucede, y en este buscamos cambios en las relaciones con los demás y con el universo que nos contiene.
Si has leído algo acerca de mecánica cuántica y de experiencias cercanas a la muerte tienes que ser un cientificista absoluto para no sentir que algo reacciona dentro de ti.
La maravilla del universo nos asalta y éste no puede ser explicado sólo con ingenuas analogías donde se le compara con un mero “reloj” y que puede ser contenido en mecanicistas ecuaciones de cariz newtoniano.
Pero podemos quedarnos si lo precisas con algunas explicaciones ligadas a lo material: las relaciones tóxicas suponen una carga de estrés que enlaza con el punto anterior. Así como te pedía que valorases qué cambios podías llevar a cabo en los hechos que afrontabas cada día, laborales sobre todo, ahora te pido que valores qué relaciones con personas (y grupos) te suponen una carga emocional dañina y que actúes en consecuencia.
En este apartado las cosas deben quedar abiertas a la incertidumbre y a la maravilla, sin conclusiones cerradas.
El universo es demasiado complejo y extraño como para tratar de ponerle vallas mentales.
Suplementación
Hay una amplia lista de posibilidades terapéuticas al alcance de cualquier persona, gracias a la abundancia de sitios online y de tiendas físicas de parafarmacia.
Esa abundancia es beneficiosa por una parte, pero agobiante por otra debido a la cantidad de información y de productos y marcas con calidades dispares, que hacen el proceso de decisión aún más difícil.
No se trata sólo de saber qué vitaminas, minerales, péptidos, aminoácidos o extractos de hierbas elegir para diseñar una estrategia terapéutica basada en suplementos decisivos, sino de qué marcas, formas de presentación y dosificaciones son más adecuadas.
En Cáncer Integral llevo años analizando muchas de esas sustancias, reflejados tanto en el blog como en los libros de la Enciclopedia y en Oncología Metabólica continúo el proceso a un nivel más práctico.
En este apartado no puedo abordar en profundidad el listado completo de suplementos más importantes, pero en Oncología Metabólica hay protocolos de tratamiento (para miembros) que abordan ese tema entre otros: un protocolo completo y un protocolo reducido (al final de un artículo dedicado al hongo de mayor potencia antitumoral).
La cosa se simplifica al hablar no de tratamiento sino de prevención. En ese caso la lista se reduce, aunque aún habría sitio para una gran cantidad de opciones.
Mientras tanto, aquí te muestro una lista con básicos de suplementación y algunas referencias a los análisis que les dediqué en Cáncer Integral u Oncología Metabólica.
No ese necesario que los tomes todos si sigues el resto de medidas. Son sugerencias para que las adaptes en tu propio plan de prevención:
Es una lista preliminar con algunas sustancias muy útiles, pero tanto en Cáncer Integral como, sobre todo, en Oncología Metabólica, le doy coherencia a los protocolos para que la combinación tenga “sentido”, además de proponer muchas más posibilidades, marcas, dosificaciones, etc.
Conclusiones
Recuerda: sé consistente y constante y trata de aplicar las medidas sin prisa pero sin pausa, incorporando mejoras poco a poco, sin agobiarte ni presionarte por hacerlo todo “bien”. Sáltate de vez en cuando alguna si así lo requiere alguna situación puntual y no sientas temor ni remordimientos. Lo importante es el largo plazo.
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